La salida de Julio Demartini de la cabeza del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) y el anuncio de la próxima fusión de este sector con el Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), no deben servir de pretexto para echar tierra al escandaloso caso de Qali Warma, generado por la denuncia comprobada de que a niños se les estaba dando alimentos no aptos para el consumo humano mientras una pandilla de malos burócratas y empresarios se llenaba los bolsillos.
Este caso que por ahora tiene como protagonista al asesor y vocero presidencial Fredy Hinojosa, debe ser investigado hasta las últimas consecuencias porque lo cierto, y allí están los análisis de laboratorio, es que se ha estado dando de comer basura y productos podridos a los más vulnerables cuyos padres, inocentemente, creían que enviando a sus hijos al colegio tenían asegurada alimentación de calidad y debidamente supervisada, lo que sin duda significaba un alivio para sus agujereados bolsillos.
Lo que han hecho en el MIDIS con Qali Warma, es lo más bajo de lo más bajo que no se reduce con afirmar que acá hay “persecución política”. A ver, díganle esos a los niños que han comido conservas pestilentes o a sus padres, que tienen todo el derecho a exigir sanciones ejemplares a los funcionarios públicos y también a los corruptores que casi siempre pasan piola. Uno de ellos ha muerto de forma extraña, pero hay otros que tendrían mucho que decir antes de ir a parar a la cárcel.
Lamentablemente el MIDIS, mientras aún no es objeto de la fusión anunciada, la cual me parece muy pertinente, ha caído en manos de la exministra de Cultura, Leslie Urteaga, quien ha demostrado que más que como una eficiente funcionaria pública, se ha desempeñado como una buena escudera de la mandataria que hasta noviembre del 2022 fue ministra del sector donde se ha destapado toda esta pestilencia. Más de una vez la ha defendido hasta de lo indefendible.
Si de verdad los niños son lo primero y en este país de verdad existe justicia, el caso Qali Warma no puede ser dilatado ni quedar impune por más cambios de ministros y fusiones que se lleven a cabo. Del Poder Ejecutivo, como vemos, no se puede esperar mucho. Quedan el Ministerio Público siempre politizado; y el Congreso de “niños” y “mochasueldos”. Tristemente, es lo que hay para llegar al fondo de este asunto que nos debería llenar de vergüenza a todos los peruanos.