Vladimir Putin está desesperado pues van 16 días y contando con el mayor poderío militar de la región hasta ahora no puede ingresar en Kiev, la capital de Ucrania que se defiende hasta con las uñas. Putin sabe que será una completa derrota si no consigue el objetivo. A pesar de la evidente desventaja bélica los ucranianos se sienten con la moral en alto, aunque en el fondo me temo que tarde o temprano Rusia arrasará con la capital. Putin pierde los papeles ordenando bombardeos sobre espacios civiles como en la víspera lanzando misiles sobre un hospital pediátrico que la comunidad internacional no cesa de censurar y condenar, pues constituye un flagrante crimen de guerra. Putin y el Kremlin creyeron que la guerra acabaría pronto, pero eso no ha pasado. Pareciera que no estuvo en los cálculos del presidente de Rusia la respuesta con dignidad nacional de Ucrania, mientras los días pasen las sanciones económicas lanzadas por el occidente serán más visibles y Rusia podría comenzar a padecer un efecto rebote de su acto invasivo. Ucrania, mientras tanto, sigue recibiendo voluntarios y armamentos y los rusos se resisten a declarar el alto al fuego. Putin tiene presiones dentro y fuera de Rusia y por esa razón las medidas militares son las únicas que dominan su mente. Creo que Moscú de todas maneras entrará en Kiev y creo también que al hacerlo impondrán sus condiciones que en principio serán las mismas que las exigidas en las negociaciones en la frontera ucraniana-bielorrusa, es decir, pedir desde el arranque el reconocimiento de iure de la provincia ucraniana de Crimea como parte del territorio de Rusia y el reconocimiento de la independencia de las provincias separatistas de Lugansk y Donetsk como repúblicas independientes para que luego promueva referéndum en esos espacios (región del Donbás) que los incorpore políticamente a Rusia como una perfecta estrategia de Moscú para reducir drásticamente la calidad geopolítica ucraniana. En definitiva, entonces, el escenario de ver derrotado a Putin se ve lejano, aunque no imposible, pues por más plan ofensivo que haya preparado, todo dependerá de cómo Putin mueve sus fichas. Es probable que advirtiendo los efectos de la invasión haya adoptado medidas de contingencia, pero también es cierto de que no podrá resistirse por mucho tiempo.