La presencia de la presidenta Dina Boluarte, su Consejo de Ministros y del presidente del Congreso, José Jerí, en la isla Chinería marca un gesto firme: el Perú no cede ni un centímetro de su territorio. El mensaje de la mandataria fue claro y necesario: Santa Rosa de Loreto es parte indivisible del Perú y, por eso, merece más que frases patrióticas para la tribuna.

No olvidemos lo evidente: lo de ayer solo ocurrió porque hubo un impasse con Colombia. Si no se hubieran detenido a los topógrafos, si un precandidato errático no izaba el pendón colombiano en la isla y si Gustavo Petro no hubiera atentado contra nuestra soberanía, ¿el Estado habría llegado con las promesas que hizo ayer Boluarte? ¿O seguiría Santa Rosa olvidada como hasta unos días?

La soberanía se afirma no solo con discursos patrióticos y banderas, sino con presencia constante del Estado, con inversión, salud, educación y oportunidades. También con unas Fuerzas Armadas capaces de disuadir las aventuras patrioteras de cualquier personaje patético como Petro u otro similar.

Saludamos la llegada del Estado a la isla, pero también hacemos votos para que no sea flor de un día. Que esta jornada no quede en fotos y que todas las fronteras del Perú, en especial las de la selva, dejen de ser invisibles.

La soberanía no se visita cuando hay conflicto. Se construye cada día, con justicia, desarrollo y respeto.

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