La Segunda Sala de Apelaciones Nacional ha confirmado la prisión preventiva de 18 meses contra Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, dada en primera instancia por el juez Richard Concepción Carhuancho, a quien los amigos, abogados inclasificables y defensores “de oficio” de la ex “pareja presidencial” incluso llegaron a vincular con un complot del fujimorismo, o de quien sea, para meter en prisión a los antiguos inquilinos de Palacio de Gobierno.

La resolución conocida ayer por la mañana es muy dura, pero ha sido ratificada por dos instancias que no han tenido en cuenta -como debe ser- argumentos en contra “jalados de los pelos”, como ese que afirmaba que había que pensar en los hijos menores de edad de los reclusos. Increíble. Las evidencias mostradas por el Ministerio Público han sido contundentes y el Poder Judicial las ha tomado en cuenta nuevamente en esta segunda instancia.

Ahora que la discusión de la prisión preventiva ha quedado de lado, el Ministerio Público debe estar al asunto de fondo y formular su acusación contra Humala y Heredia, con miras al juicio oral, donde los jueces deben tomar en cuenta todo lo que los peruanos hemos ido conociendo desde el 2006 respecto al dinero ilegal que recibió esta gente. Y eso que muy aparte está el caso Madre Mía, que es quizá mucho más delicado que el de lavado de activos.

Lo que sucede hoy es simplemente que a los Humala-Heredia se les acabó la suerte, esa que permitió el archivamiento del caso Madre Mía y aquel proceso que se abrió porque las cuentas de la familia no cuadraban debido a los contratos laborales “truchos” de la señora y la plata de Brasil y Venezuela. Los fiscales y jueces los trataron con una “benevolencia” que en gran parte fue la causante de que la pareja llegara a Palacio de Gobierno.

Y mientras los amigos de Humala y Heredia seguramente se están dedicando a buscar si alguno de los tres magistrados que ayer ratificó el arresto de Humala y Heredia tiene algún amigo del amigo de un pariente inscrito en el fujimorismo o en el APRA, para así armar la teoría del “complot”, otros peruanos podemos comenzar a percibir que nuestro sistema judicial camina y actúa con la ley en la mano, como siempre debería ser.

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