A un año del funcionamiento de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARRC), hicimos un informe en la edición N.º 174, 2018, de la revista OK de Trujillo, sobre lo avanzado en ese período. Se acababa de manifestar el presidente Martín Vizcarra, quien expresó que a ese paso la reconstrucción de las ciudades afectadas por el evento climático de 2017 se iba a demorar 10 años para terminarla (tremenda premonición). El defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez Camacho, sostuvo en Trujillo: “(…) el avance de la reconstrucción es cero”. Y Luis Valdez Farías, gobernador liberteño de ese entonces, complementaba con un lapidario: “(…) hasta ahora no me han transferido ni un sol” (sic).

En suma: había dinero: 25 mil millones de soles (769 millones de dólares), pero faltaba gestión pública, ello implicaba contar con operadores (gestores públicos) capaces de combinar distintos elementos para poder ofrecer a la población lo ofrecido, que era hacer las obras de prevención y luego de reconstrucción. Este 2023, nuevamente, nos ganó otro evento climático, sin obras preventivas y lo que se reconstruyó, nuevamente se ha visto afectado.

Guardábamos la esperanza de equivocarnos, pero ocurrió lo previsible: la ARCC no sirvió de nada y más se preocuparon, como lo decíamos en esa edición de OK: “la gestión más estaba enfocada en aumentar la burocracia, los oropeles y los buenos sueldos”. Detectamos que el representante de RCC tenía un sueldo mensual de S/ 15 600, y las actividades que había hecho la ARCC en La Libertad eran mínimas: mapear y sistematizar las potenciales entidades y proyectos a ejecutar en La Libertad. Y así se anuncia ahora que se viene otro ente burocrático. En nuestro país la deuda de infraestructura es tan igual o más alta que la deuda externa. Dios nos coja confesados.