El 2020, cuando se inició la Pandemia de la COVID 19, el Minedu respondió con clases a distancia mediante la estrategia “Aprendo en casa” .Se esperaba que el 2021 con el eslogan: “Retorno gradual, flexible y seguro” iba a ser un año escolar mucho mejor que el anterior. Por el contrario, ha sido un año escolar precario. Basta observar que en el primer semestre se aspiraba que regresen a educación semipresencial 660 mil alumnos en 13 mil escuelas rurales con la participación de 53 mil docentes .Y solamente comenzaron 11 escuelas rurales. A octubre del presente año, según Unicef, se han abierto escuelas alrededor del 4.5 % y según el Minedu el 6%.Es posible que a final de año haya un poco más de semi presencialidad con énfasis en instituciones educativas privadas.

Es ante esta situación que colectivos de padres de familia, organismos internacionales, magisterio, medios de comunicación, líderes educativos y el Consejo Nacional de Educación estén solicitando que los alumnos regresen a las aulas el 2022. Esta situación generó que la viceministra de Gestión Pedagógica señalara un “retorno seguro a las clases presenciales en marzo del 2022″, para lo cual se comprometía a generar los escenarios para asegurar los aprendizajes y el bienestar socioemocional de los estudiantes. El anuncio fue ratificado por el presidente Castillo y el Ministro de Educación.

Por ello, el Ministerio de Educación tiene que hacer efectiva ya - con funcionarios calificados y no ideologizados- la movilización anunciada para que se desarrolle el mantenimiento y las condiciones de bioseguridad de alrededor de 50 mil locales escolares públicos (la mayoría están abandonados), los protocolos sanitarios y, con el apoyo decisivo del Minsa, lograr la vacunación (si es posible)hasta alumnos de 5 años. Deben participar los gobiernos regionales y los municipios, así como organizaciones comunitarias, las empresas privadas ,entre otros. Hechos y no palabras.