En la actual industria de la televisión, y mucho más en estos tiempos de streaming, los contenidos que apuestan por capturar el interés del público televidente son cada vez más ambiciosos, en cuestión de producción, dirección e historias. Las diversas plataformas que están capturando el gran mercado, quizá sin querer, están marcando la pauta a seguir, y los canales en señal abierta lo están entendiendo, al menos algunos, que han tenido que replantear estrategias para poder competir y estar a la altura de lo que hoy se exige.

Estas nuevas tendencias, parece que por estas tierras, no son tomadas en cuenta, porque aunque no lo han oficializado aún, se sabe que productores de América Televisión ya están trabajando en el regreso de “Al fondo hay sitio”, exitosa serie que se transmitió desde 2009 hasta  2016 con nada menos que 1 578 capítulos en ocho temporadas.

Al parecer, tras seis años de ausencia en pantallas veremos reaparecer a Los Gonzáles y Los Maldini con nuevas historias, o al menos, los actores que acepten participar de este proyecto, y definitivamente, con los antecedentes de audiencia que tuvo la serie, les irá bien, pero ese no es el asunto.

Esa actitud carente de ambición, de dejar de lado la renovación para colgarse de un éxito asegurado y continuar con la misma historia de personajes populares de barrio, con el pretexto de que la gente quiere saber qué les pasó, es una apuesta muy facilista. No sabemos si la coqueta Teresita, podrá ser la misma con varios añitos más, o Joel Gonzáles, será un eterno adolescente desenfadado o Peter, ya entrado en años, continuará enamorado de madame Francesca. ¿Resucitarán a doña Nelly, que siempre fue un referente en la historia? 

Retomar un ciclo televisivo que tuvo un final redondo y con índices de audiencia solo comparables con partidos de la selección peruana de fútbol es un riesgo.  Que ese gran éxito  se termine desdibujando en una nueva entrega, es algo que se tendría que tomar en cuenta antes de emocionarse con el regreso. Hay clásicos televisivos que es mejor no volver a tocar, que se deben mantener intactos para que quede así el recuerdo de una buena historia que finalizó en el momento indicado.