Todos en el Perú quisiéramos que especialmente los maestros, policías, militares, médicos y enfermeras, tengan pensiones dignas que les permitan llevar una vida decorosa hasta el final de sus días. Los argumentos a favor de eso, vengan de donde vengan, son válidos y no merecen mayor discusión. Sin embargo, no se puede permitir que ciertos políticos traten de ganar aplausos y votos con propuestas de incrementos previsionales irreales que no tienen el menor sustento técnico y que colisionan con la disciplina fiscal.
La semana pasada, al borde de la medianoche, este Congreso ha aprobado en primera votación el otorgar una pensión de tres mil 300 soles para los casi 150 mil maestros jubilados de la Carrera Pública Magisterial que en la actualidad ganan 850 soles. Suena bien, ¿no? Nadie podría oponerse a esto. No obstante, sería bueno preguntar a los autores de esto de dónde va a salir la plata para pagar a los exservidores. ¿Quitarán recursos a otros sectores?, ¿nos subirán a todos los impuestos?
Por principio, esta iniciativa irresponsable, populista, antitécnica y que además juega con la ilusión de los maestros jubilados que en la práctica difícilmente van a poder cobrar algún día esa cantidad, colisiona con la Constitución que establece que el Poder Legislativo carece de iniciativa de gasto, más allá de que el Poder Ejecutivo, que es el que maneja la Caja Fiscal, haya advertido el grave peligro para la economía que implicaría dar este incremento aprobado por legisladores que buscan la reelección.
Como no podía ser de otra manera, todo ha salido de las canteras de la izquierda –esa que quiere una nueva Constitución para reventar las arcas públicas y al cabo de unos años dejarnos como Venezuela, Cuba o Bolivia, donde no hay combustible en los grifos ni papel higiénico en las tiendas–, pero ha contado con los votos de otras bancadas que en teoría tendrían que ponerle freno a los arrebatos populistas de los ahijados políticos de Pedro Castillo, Vladimir Cerrón y Verónika Mendoza.
Para dar luz verde a este sinsentido hace falta una segunda votación, pero dado que ya empezó la campaña de muchos por la reelección a través del Senado, es evidente que lo van a aprobar al caballazo, sin importar que todos después tengamos que pagar esa factura que no es poca cosa. Ojo que faltan varios meses para los comicios de abril del 2026, así que preparémonos para ser testigos de situaciones como estas, propias de un Legislativo plagado de gente que jamás mereció llegar a una curul, pero que quiere repetir el plato.