En las últimas horas las intensas lluvias han castigado nuevamente a las regiones Tumbes, Piura y Lambayeque, donde la emergencia ha llegado a nivel 5 por el riesgo de más desbordes e inundaciones que afecten viviendas y vías. Es evidente que los gobiernos regionales y las municipalidades no van a poder afrontar solos este drama, por lo que es urgente que la administración de Dina Boluarte actúe de inmediato para evitar mayores consecuencias.

Los que tengan buena memoria podrán recordar que si bien formalmente el verano ha terminado, el peligro no ha cesado. Si vemos lo sucedido en 2017 durante el Niño Costero, nos daremos cuenta, por ejemplo, que el centro de la ciudad de Piura y la zona baja de Cura Mori y Chato Chico se inundaron recién entre los días 25 y 27 de marzo ante el descomunal incremento del nivel de las aguas del río Piura. ¿Qué se está haciendo?

Sin duda alguna estamos ante una situación muy crítica que pudo evitarse hace mucho, pero poco o nada se ha hecho. En los últimos 30 o 40 años jamás ha habido voluntad desde el gobierno central para atender a los peruanos de la costa norte ante las arremetidas del clima. Acá solo una muestra: el último sábado una de las zonas afectadas en el casco urbano de Piura fue El Chilcal, que por estar en un sector bajo se inundó tanto en 1983 como en 1998. 

Pero el peligro no es solo el agua y sus efectos. Por estos días se están incrementando los casos de dengue y si no se prevé desde ahora, la situación podría desbordarse con en 2017. El Ministerio de Salud tiene que actuar con contundencia. Está claro que las gerencias regionales de Salud poco o nada van a poder hacer. Sería bueno que la titular del sector, Rosa Gutiérrez, a quien se le criticó por irse a Estados Unidos en plena crisis, explique qué se esté haciendo.

Urge atender la emergencia. Ayer viajaron a Piura ministros y viceministros, y eso está bien, pues el Estado tiene que estar al servicio de los peruanos del norte que tienen el agua hasta la cintura y el pecho. El sector privado, como en tantas otras oportunidades, también puede apoyar. Luego, cuando las aguas vuelvan a su nivel, habrá que exigir cuentas a los malos políticos funcionarios que abandonaron a quienes hoy lo han vuelto a perder todo.

Los gobiernos regionales y las municipalidades no van a poder afrontar solos este drama


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