El Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (ENFEN), compuesto por instituciones que monitorean el comportamiento de este en categoría global/regional, informa con las herramientas respectivas que existen las condiciones de la probable formación de un evento para el verano del 2019.
Su análisis con información internacional y muy poco nacional, en resumen, nos dice que existe un 42% de posibilidades de un “Niño débil” y un 52% de tener un “año normal”. Es nuestro deber saber interpretar la información, para que sea útil a los diferentes agentes que toman decisiones, públicos o privados, y a la población en general.
Es bueno destacar que una probabilidad del 42% de ocurrencia es casi una moneda al aire. Con ese margen, es difícil saber si ocurrirá un Fenómeno El Niño; por lo que debemos seguir monitoreando, sin alarmarnos.
Lo importante es deducir, aunque no lo digan, que la magnitud que tendría el evento no sería de ninguna manera tan grande como los de 1982 o 1997, porque eso ya se podría advertir desde ahora.
Lo que el ENFEN y los modelos internacionales sostienen es que existe un 94% por posibilidades de que ocurra un verano “normal” o “Niño débil”, que es casi lo mismo. ¿Qué es un verano normal? Significa lluvias en el norte con salidas de ríos y deslizamientos en las quebradas en la sierra central, así como crecidas de ríos amazónicos y otros eventos recurrentes a los que estamos habituados. Si pasa a “Niño débil” (clasificación que está siendo cuestionada internacionalmente), las variaciones no serían muy diferentes a las normales.
El ENFEN cumple con informarnos y nosotros somos quienes debemos interpretar con seriedad. Insisto en que con equipos de pronóstico inmediato, como radares meteorológicos y detectores de tormentas, seríamos más precisos para atender al Perú. Ojo, hasta ahora no se informa nada sobre un posible “Niño costero”.