La no aprobación del viaje de la presidenta Dina Boluarte a Nueva York para exponer ante la 79° sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas quizá sea el inicio del fin de la alianza por la supervivencia mutua que existe entre Palacio de Gobierno y la mayoría del Congreso, que hasta el momento ha servido de tanque de oxígeno a una mandataria sin apoyo en las calles, sin partido, sin bancada propia y sin operadores políticos ni voceros que la cubran.
Nadie esperaba que la dejen sin viaje. Sin embargo, a la hora de la hora a la mandataria la bajaron del avión. Los únicos “leales” fueron los de la bancada fujimorista y los del partido de César Acuña, salvo dos excepciones. Por ejemplo, la agrupación de José Luna votó en contra y varios otros que hasta hace poco apoyaban a la jefa del Estado y sus ministros. ¿Fin del romance que ha servido de escudo ante los embates de la izquierda golpista y cómplice del delincuente Vladimir Cerrón?
Una de las teorías que suelen mencionar los analistas, y no les falta razón, es que este Congreso plagado de “niños”, “mochasueldos”, viajeros, juergueros, sinvergüenzas y oportunistas, desde el próximo año quitará su respaldo a la mandataria, sabiendo ellos que ante la proximidad de unas elecciones en las que pueden reelegirse, será impopular seguir siendo el soporte de una presidenta con serios cuestionamientos y que en los últimos días ha sido hasta implicada en la fuga de Cerrón.
Dicho esto, habrá que ver qué pasa en los próximos días con los ministros de Interior y Ambiente, quienes serán interpelados en el Congreso por la fuga del dueño de Perú Libre y los incendios forestales, respectivamente. Si luego son censurados, podríamos decir qua ya estamos en el terreno de la confrontación abierta entre Ejecutivo y Legislativo, un escenario donde la mandataria tiene todas las de perder debido a la debilidad de su administración y a los múltiples flancos que se ha abierto ella misma.
Tengo la impresión que el asunto de la fuga de Cerrón es una bomba de tiempo que podría reventar en los próximos días, directamente en la cara de la mandataria, pues todo lo que se conoce hasta hoy apunta a que el mencionado prófugo ha huido con apoyo de la propia presidenta y su entorno. ¿Pasará esto por alto el Congreso por más que esté lleno de gente realmente impresentable? Un gran clima de inestabilidad podría ceñirse sobre un país que necesita lo contrario.