En EE.UU. no se elige al presidente directamente como en el Perú u otros países de la región. No. Supone un proceso más complejo y detenido. Lo voy a explicar. Comienza con las denominadas primarias que son las elecciones preliminares en los partidos Republicano y Demócrata, donde los precandidatos de cada agrupación compiten en internas para lograr el mayor número delegados mirando a la Convención Nacional de medio año para cada partido -3,979 para los demócratas y 2,472 para los republicanos-, en que deberá ungirse a los candidatos a la presidencia -con no menos del 15% de apoyo-, prevista para el 3 de noviembre de este año.
En el caso del partido republicano para esta ocasión las primarias no tendrán mayor dinamismo en tanto ya se sabe que el actual presidente de los EE.UU., Donald Trump, será su candidato y como ha pasado en anteriores procesos preliminares en que el presidente estadounidense de turno decide postular a la reelección, los rivales del mandatario terminan inhibidos por la enorme figura del presidente candidato que en la práctica no suele tener rival.
Distinto es el caso en la tienda demócrata, que hoy lunes 3 de febrero comienza sus primarias, y en donde inicialmente se habló de hasta 21 precandidatos, pero en el arranque de hoy habían inscritos cerca de 11, donde los más conocidos son Elizabeth Warren, Bernie Sanders y Joe Biden, siendo este último -exvicepresidente en la administración de Barack Obama-, el favorito.
Ahora bien, las primarias, como ejercicio democrático partidario abierto pues participa la sociedad en su conjunto y de manera activa puede suponer de un lado, los caucus o votaciones por asambleas ciudadanas libres y espontáneas, como será hoy en Iowa -considerado una suerte de termómetro mediático para los precandidatos que recuerda una práctica de los tiempos de Grecia antigua donde los ciudadanos se juntaban para votar a mano alzada-, o de otro lado, las primarias propiamente dicha, donde los ciudadanos expresan sus preferencias electorales en las ánforas. Las elecciones primarias son indispensables en la vida nacional estadounidense por lo que es impensable que no sucedan cada cuatro años, constituyendo el primer filtro democrático en el camino a la elección del presidente de los EE.UU.