Mientras el país se desangra y la economía se viene a pique, el Congreso sigue divagando sobre la confirmación de la fecha de las elecciones generales, un punto clave para la solución de los problemas políticos y sociales del país. Las promesas y buenas intenciones de los parlamentarios marcan una agenda, pero los hechos parecen seguir otro camino.

“Necesitamos que de una vez se encuentren soluciones concretas para salir de esta crisis”, dijo Susana Saldaña, presidenta de la Asociación Empresarial de Gamarra, un sector que ha mermado su venta en 70% y que podría perder en los próximos días mil millones de soles porque su producción no llega a las regiones debido a los bloqueos y los hechos de violencia protagonizados por vándalos y extremistas. Si a esto sumamos la destrucción del turismo, la agroexportación y la minería, principales soporte de la economía del Perú, el panorama se presenta más sombrío.

El Congreso debe actuar con la rapidez de un cirujano en el quirófano, ante un paciente que se debate entre la vida o la muerte. Debe ser consciente de la dimensión de la gravedad de la crisis y tomar decisiones cuanto antes, tal como exige la presidenta Dina Boluarte. Alinear una respuesta en base a sus intereses políticos es inaceptable y le impide al Gobierno construir un sistema de acuerdos con la gente que protesta.

Definir el cronograma para las próximas elecciones es urgente. Saber la fecha y las condiciones en las que se afrontarán el próximo proceso electoral es crucial.

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