En nuestro país está previsto que durante el periodo lectivo anual nuestros alumnos estudien 40 semanas, con un mínimo de 900 horas en inicial, 1100 en primaria y 1200 en secundaria. Se fijó que las acciones curriculares este año en los centros públicos comenzarán el 13 de marzo.

En varias regiones del país aún no se inicia el año escolar. No solo por los daños de los locales escolares, sino porque las inundaciones, huaicos y lluvias ponían y ponen en peligro la integridad de las personas y de los escolares. En muchas se comenzó, pero a los pocos días, por la gravedad de dichos desastres, se suspendieron. En Lima Metropolitana, el último lunes 27 después de 7 días se retomaron las labores pedagógicas en la mayoría de los colegios públicos y privados. En varias regiones y localidades del interior, los alumnos aún siguen sin asistir a sus planteles.

Ahora los colegios que ya reiniciaron sus actividades educativas, y los que lo hagan más adelante, debieran desarrollar planes viables de recuperación de los aprendizajes. No obstante, es bueno precisar que estos programas, a pesar de que los anuncian y disponen las autoridades nacionales, regionales y locales, la experiencia nos dice lamentablemente -salvo excepciones- que no siempre se llegan a concretar a cabalidad.

Esperemos que ahora, con el compromiso profesional, social y efectivo de directores, docentes, personal administrativo y de servicio, así como de los padres de familia, se planifiquen y ejecuten alternativas creativas y significativas para que nuestros niños, niñas y adolescentes puedan realmente “ponerse al día”. Por supuesto, en condiciones básicas de seguridad, sanidad y educabilidad.