Se espera que en una semana la situación de emergencia se vea alterada por algunos cambios en la rutina de los peruanos, pues por más que la presencia del COVID-19 siga latente, es evidente que el país no aguantaría dos semanas más de confinamiento, especialmente por el aspecto económico que no da para más.

Es claro que debe primar la salud de los peruanos, y más aún en medio de un sistema asistencial ya colapsado. Sin embargo, es urgente permitir el reinicio de ciertas actividades económicas a través de protocolos sanitarios claros, siempre con el compromiso de la población.

Y este último punto es muy importante, pues nada se podrá avanzar hacia una salida si el ciudadano de a pie no pone de su parte y viola las disposiciones sanitarias de nuestra nueva realidad. Con irresponsabilidad nada se podrá lograr, salvo una disparada en la cifra de los infectados.

En esta semana el gobierno tiene que definir muchas cosas, pero la gente debe de asumir también un compromiso de luchar contra esta pandemia. Si se levantan las restricciones el próximo lunes, no puede haber espacio para la irresponsabilidad, que no siempre es motivada por la necesidad.