Una de las manifestaciones más puras del sentimiento religioso popular peruano. “Pensaba, mientras contemplaba ese rostro multiforme, en todas las sangres que constituyen la peruanidad y en cómo el catolicismo ha configurado el destino del país”. Pulido razonamiento del doctor Martín Santiváñez, que, en su más reciente artículo publicado en Correo, da luces acerca de la íntima relación que existe entre el Señor de los Milagros y el Perú. El alma nacional y la devoción al Señor de los Milagros, están indisolublemente ligados entre sí. Tan perfectamente integrado está el vínculo, tan robustecida está su relación, tan enraizado está en el corazón del Perú, que no tener en la más alta consideración al señor Morado, es no entender el Perú. ¡El pueblo peruano es esencialmente católico!, por eso ni el progresismo deformador de la condición humana, ni el materialismo ateo marxista, ni la tendencia de cierto tipo de liberalismo que busca apartar a Dios de la vida pública y encerrarlo en la esfera privada, podrán imponerse en un país que reconoce la existencia del orden sobrenatural, que no se conforma con las cosas del mundo; un pueblo que sabe que su patria verdadera es la patria celestial y que su destino es la visión beatífica de Dios. En 2019, la Municipalidad de Lima, publicó el libro “Señor de los Milagros, guardia y custodia de esta ciudad”, joya invaluable que me ha conmovido y acercado al misterio del mural milagroso, que detalla minuciosamente el proceso histórico y deposita en el corazón, la certeza del señorío divino de Dios en el Perú. ¡Faro que guía en medio de tinieblas, esclarece el entendimiento de nuestros gobernantes, purifica los corazones y bendice a tu pueblo devoto!