Genera un gran estruendo el silencio que hay en el Perú sobre lo que viene pasando en Venezuela en los meses previos al remedo de elecciones convocadas para el 28 de julio de este año, pues la dictadura de Nicolás Maduro está mostrado su mayor ferocidad al disponer la captura de dos colaboradores de la campaña de María Corina Machado, la candidata unitaria de la oposición al chavismo que ha sido inhabilitada para participar en estos comicios que de justos, limpios y transparentes no tienen nada.

El gobierno de la presidenta Dina Boluarte ha emitido ayer un comunicado de apenas dos párrafos. Es casi nada, pero algo es algo. Sin embargo, aquellos que por años han hecho carrera política -y de paso dinero- hablando de democracia y derechos humanos, no se han dado el trabajo de cuestionar públicamente las mañas de chavismo que parece dispuesto a todo con tal de evitar la postulación de la señora Machado, quien de haber de por medio elecciones con un mínimo estándar de confiabilidad, sin duda arrasaría con la tiranía venezolana instaurada hace 25 años.

Acá es muy fácil criticar a las dictaduras, siempre y cuando no sean de izquierda. En Venezuela roban candidaturas, amañan elecciones, se atornillan al poder, matan, persiguen a opositores, meten presa a gente inocente, cierran medios de comunicación y matan de hambre a los ciudadanos que si tienen algo de suerte, deben migrar para vender golosinas o pedir limosnas en los semáforos de Perú o Chile, pero no, señores, para los camaradas peruanos allá no pasa nada, más bien es un paraíso de “la libertad, la igual y la justicia social”.

El último zarpazo de Maduro, Diosdado Cabello, el fiscal Tarek William Saab y sus demás cómplices, ha consistido en arrestar a través de su sistema judicial títere y sometido al chavismo, a dos dirigentes de Vente Venezuela, la agrupación política que lidera Machado, bajo cargos de llevar a cabo “acciones desestabilizadoras” contra el putrefacto y fracasado régimen socialista que con esta farsa de elecciones generales pretende quedarse en el poder por lo menos hasta el 2031.

Va a ser muy interesante ver en las próximas semanas qué clase de malabares verbales harán nuestros políticos de izquierda para tratar de justificar lo injustificable de estas elecciones que darán al chavismo un nuevo mandato ilegal, que por lo menos debería llevar a los gobiernos democráticos de la región a retirar a sus embajadores, algo que el Perú hizo hace muchos años y mantuvo vigente hasta el gobierno de Pedro Castillo, que acabó preso por tratar de imitar al tirano, ladrón y asesino de Caracas.

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