Mientras el Poder Judicial y el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) se tiran la pelota y se lavan las manos como Pilatos por la liberación de Jhon Smith Cruz Arce (a) “Jhon Pulpo” pese a que le faltaban ocho años para cumplir su condena por el delito de homicidio, en el sector de Cruz Blanca, distrito de El Porvenir, en Trujillo, deben estar celebrando por el retorno al barrio de uno de los cabecillas históricos de “Los Pulpos”, la banda de extorsionadores, asesinos y secuestradores que ya va por su tercera generación.
Esto es un verdadero golpe a la lucha contra la criminalidad que supuestamente lleva adelante el Estado a través de sus instituciones. Han tenido a buen recaudo a uno de los hampones más fieros de Trujillo, pero por esas cosas que solo suceden en el Perú, lo han liberado a través de recursos, trámites y papelucheos abogadiles que nadie asume, pues el Poder Judicial dice que ellos no han sido, mientras en INPE, que depende del Poder Ejecutivo, afirma que investigará qué ha sucedido.
Lo cierto es que en medio queda el ciudadano, especialmente el de Trujillo, pues según los conocedores, con la salida en libertad de Cruz Arce gracias a la “generosidad” del Estado que debería hacerle frente, su banda criminal retomaría fuerza ante la muerte del fundador del clan, alias “Fader”, y la condición de prófugo de Jhonsson Cruz Torres (a) “Jhonsson Pulpo” –hijo del recientemente liberado–, quien es considerado uno de los delincuentes más buscados del país. Algunos reportes indican que se esconde en Chile.
Sin duda es una banda activa en estos momentos. Pero más allá de eso, esta inexplicable liberación podría darle un nuevo y brutal impulso a esta organización criminal que a fines de la primera década de este siglo se convirtió en una de las más temidas de la capital liberteña junto con “Los Plataneros”, “Los Malditos del Triunfo” y “La Jauría”. ¿Habrán tomado esto en cuenta en el Poder Judicial y el INPE antes de abrirle las rejas del penal de Challapalca a Cruz Arce?
La liberación de “Jhon Pulpo” no ha hecho más que generar indignación en la ciudadanía que parece estar a merced no solo del hampa, sino también de autoridades que son incompetentes a más no poder o se han convertido en cómplices de criminales que por lo menos deberían cumplir sus condenas hasta el último instante antes de verse favorecidos con legalismos y subjetividades. Los peruanos merecemos una explicación de quienes nos han dado este golpe bajo.