El Poder Ejecutivo y en especial el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) están incurriendo en una grave irresponsabilidad que a partir de diciembre de este año podría reventarles en la cara: de un momento a otro, y supuestamente de manera temporal, hace una semana han suspendido los pagos a las empresas contratistas y subcontratistas que han venido llevando a cabo obras de defensas ribereñas ante los posibles efectos del fenómeno El Niño en Piura, Lambayeque, La Libertad, Áncash e Ica.

Esta alerta ha sido lanzada por el Gremio de Construcción e Ingeniería de la Cámara de Comercio de Lima, que ha señalado que el MEF ha dejado de transferir tres mil millones de soles a la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), de un total de seis mil millones de presupuesto previsto, para continuar con los trabajos que ahora se encuentran parados por falta de pago pese a que los contratos están vigentes. Aparte, la medida implica el despido de seis mil obreros de construcción civil y el incumplimiento de compromisos con proveedores.

Pero lo más grave es que con el correr de las semanas y meses, nos aproximamos a la temporada de lluvias en la sierra con la consecuente crecida de los ríos y la activación de quebradas que bajan a la costa. Una vez que esto ocurra, los desbordes y huaicos podrían afectar a la población, a las zonas de cultivo y a la infraestructura que no contará con obras de defensa que se han quedado sin financiamiento. ¿Quién va a responder por esto?, ¿la ANIN que se quedó corta con el presupuesto?, ¿el ministro Raúl Pérez Reyes que no suelta la plata?, ¿la presidenta Dina Boluarte?

El lunes último informamos en Correo La Libertad que el corte de los pagos a contratistas y subcontratistas ha implicado la suspensión de los trabajos de protección en las quebradas San Ildefonso, San Carlos y Galindo, así como en otras obras en la ribera del río Moche. Debemos recordar cuando se activa la primera de las mencionadas y no hay defensas, descolmatación y encauzamiento, las aguas y el barro llegan incluso al Centro Histórico de Trujillo, como ha sucedido en años anteriores.

En 2023, cuando la presidenta Boluarte tenía apenas dos o tres meses en el cargo, el llamado ciclón Yaku causó graves estragos especialmente en la costa norte del país, lo que nos hizo ver que tras el Niño Costero de 2017 no habíamos aprendido la lección, pues los trabajos de reconstrucción “con cambios” fueron un fiasco. De poco o nada sirvieron para mitigar los daños. ¿Qué están esperando ahora?, ¿o qué ha pasado?, ¿han desviado la plata a otro lado? El país, y en especial la gente del norte, merecen una explicación.