Títulos falsos. Desde hace días se ha denunciado la existencia de personas que sin título profesional han estado ejerciendo la docencia en la educación de niños, niñas y adolescentes. Esta situación ha motivado la movilización del ministerio de Educación e instancias de gestión educativa descentralizada para revisar los títulos de los maestros contratados en ejercicio. Esperemos que estos individuos sean sancionados administrativa y judicialmente, y además directa y duramente por las comunidades donde interactúen.

Celulares. En los medios de comunicación se ha venido hablando que en otros países estarían promoviendo leyes para prohibir que los escolares utilicen celulares en los planteles escolares. Es evidente que un sector de alumnos -mayormente en los ámbitos urbanos- los está utilizando indebidamente  en recreos, actividades deportivas y artísticas, descansos e inclusive en algunos momentos de sus clases. Por ello, debe haber límites claros que deben establecer las instituciones educativas, en el marco de su autonomía institucional, pero de ninguna manera -en un país tan diverso y desigual- debe emitirse una Ley o una norma del ministerio de Educación. Por supuesto, debemos aspirar a que en los colegios debieran usarse frecuentemente los celulares como recursos pedagógicos interactivos , cuando corresponda, en clases creativas y significativas. Las tecnologías al servicio del desarrollo humano.

Armas de fuego. Por  medios de comunicación nos hemos enterado que a un par de alumnos les habían encontrado en su poder armas de fuego. Aquí hay que hilar fino a través de la observación, la escucha, el dialogo, la entrevista, la contención emocional y la disciplina positiva, en el marco de una consistente y cercana tutoría escolar que favorezca el bienestar socio emocional, en un trabajo conjunto y cercano entre el hogar y el colegio.