Primero fue la propuesta de instaurar la pena de muerte. Luego, el anuncio del regreso del servicio militar obligatorio. Y más recientemente, la amenaza de sancionar a los clubes de fútbol por la violencia de sus malos hinchas. Todo esto expuesto desde el pomposamente bautizado “Cuarto de Guerra”, una mesa de ministros, jefes militares y policiales creada para monitorear la criminalidad en el país. Pero lo que debía ser un centro de estrategia y acción, ha terminado siendo un espacio para discursos grandilocuentes y anuncios desconectados de la realidad.

Mientras se ensayan discursos y se lanzan ideas que rayan en el populismo, la realidad es otra y golpea duro: un promedio de 6.2 homicidios diarios en lo que va del año, cifra que supera los 5.6 de 2024. Los ciudadanos viven con miedo, y la sensación de desprotección se multiplica.

Lo peor es que quienes deberían garantizar nuestra seguridad no solo se muestran incapaces de enfrentar la ola criminal, sino que también están inmersos en sus propias sombras. Entre enero y marzo de 2025 se registraron 1,121 denuncias y quejas por conductas indebidas del personal policial y del Ministerio del Interior. ¿Cómo pedirle confianza a la ciudadanía cuando la propia autoridad es señalada por irregularidades?

“¿Cuándo se darán cuenta que el estado de emergencia y el ‘Cuarto de Guerra’ no sirven para nada?”, se preguntan muchos.