Ayer por la mañana, el presidente del Congreso, Alejandro Soto, estuvo en Palacio de Gobierno en compañía de dos integrantes de su Mesa Directiva, y la salida del encuentro con la mandataria Dina Boluarte fue una excelente oportunidad para que la cabeza del Poder Legislativo tenga un cara a cara con los periodistas que se encontraban en el lugar, a fin de que al menos diga algunas palabras sobre su trabajo y los cuestionamientos que lo persiguen. Sin embargo, optó por mantener el silencio que caracteriza a su oscura gestión.

En los casi 32 años que tengo ejerciendo mi profesión, nunca he visto a un presidente del Congreso mudo y tan reacio a declarar a los medios, que en buena cuenta es una forma de exponer su trabajo ante la ciudadanía que tiene derecho a estar informada. Ni siquiera los titulares del Poder Legislativo de los tiempos de la dupla Alberto Fujimori -Vladimiro Montesinos permanecieron callados como lo hace Soto, quien desde ocho meses atrás no da una entrevista o asiste a una conferencia de prensa, habiendo tantos temas a tratar.

Tras la visita a la presidenta Boluarte, el congresista Soto prefirió abordar su auto y retirarse, mientras que los vicepresidentes Arturo Alegría y Rosselli Amuruz sí se acercaron a dialogar con los medios. ¿Tanto pánico tiene a los periodistas? ¿Temerá que le pregunten por sus asuntos legales en Cusco o por sus dudosos grados académicos? Parece que el caballero no sabe que el deber de un funcionario público es rendir cuentas a los ciudadanos, y más si se trata de alguien que fue elegido por votación popular.

Pero no olvidemos que este personaje dudoso que no da la cara, llegó al Congreso y a su presidencia gracias a César Acuña, el dueño de un partido caracterizado por reclutar a gente cuestionada que hasta a la cárcel ha ido a parar. ¿Y qué dice el famoso “Plata como cancha”? Nada, pues anda en China con uno de sus hijos y un dirigente de su partido, pese a estar en un viaje que supuestamente realiza en su condición de gobernador regional de La Libertad, quizá la región más violenta del país, por lo que tiene zonas que se encuentran en estado de emergencia.

Los responsables de tener al congresista Soto al frente del Congreso son también los miembros de las otras bancadas que mantienen un pacto para rotarse la titularidad del Poder Ejecutivo, lo que ha permitido que este caballero que no da cuenta de nada, haya accedido a un cargo que le ha quedado inmenso. Son las consecuencias de llevar a puestos públicos a gente con “guardados” que más tarde se corre de los periodistas y de la posibilidad de dar explicaciones al país. Una muestra más de cómo se maneja nuestra política y de su nivel.