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Faltan 24 horas para que Martín Vizcarra dé su segundo mensaje por Fiestas Patrias al país como presidente de la República y lo que comunicará a los 30 millones de peruanos resulta incierto.

Es evidente la precariedad de su Gobierno para resolver conflictos sociales que golpean diferentes regiones del país, en especial el sur, donde durante las últimas semanas perdió el respaldo que hasta hace poco tenía.

La reciente visita que realizó a Arequipa el miércoles, con el premier y algunos ministros, para solucionar la protesta en el Valle de Tambo, que ya suma 12 días, reflejó debilidad e indeterminación de su mandato al no tener un plan para seguir en los siguientes meses.

El jefe de Estado priorizó su cuestionamiento al blindaje de un sector del Congreso a favor del fiscal Pedro Chávarry antes que preocuparse más en atender el conflicto, que se expandió a regiones vecinas, en las cuales otros gobernadores imitan la prepotencia y majadería de la autoridad regional de Arequipa para desafiar al Gobierno, desconociendo leyes y normativas nacionales.

Preocupa que estos errores cometidos por el Ejecutivo afecten la estabilidad del país en todos sus niveles. Se nota el temor del Gobierno, ya que claudica ante la presión de ciertos personajes que tienen como principal arma las protestas escaladas registradas en los últimos días y que entre su agenda no consideran el diálogo, sino el chantaje.

Vizcarra llega debilitado a Fiestas Patrias, pero es momento de dar un mensaje claro, que transmita voluntad para recuperar el principio de autoridad a fin de darle solidez a su Gobierno con miras al Bicentenario.

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