Recuerdo que cuando era director de un colegio (había regresado a mis tareas habituales después de ser viceministro durante el gobierno de Paniagua) recibí de parte de la UGEL un formato de 50 páginas para que prepare un Plan Anual de Trabajo (PAT) para el periodo lectivo 2002, con la amenaza de que la institución sería multada y que sus nóminas de matrícula y actas no serían recibidas. Grande fue mi sorpresa cuando me enteré que el director de dicha UGEL había estado en mi oficina cuando formulamos las normas y orientaciones para terminar con el papeleo asfixiante e improductivo. Papeleo burocrático que se repite todos los años de manera compulsiva y arbitraria.

Todos estamos de acuerdo con que esta situación debe cambiar porque los directores tienen mucho tiempo destinado a informes y trámites engorrosos, lo cual no les permite que se dediquen a la gestión pedagógica de sus colegios; sin embargo, parece que un amplio sector de funcionarios y especialistas de las direcciones regionales y de UGEL, e inclusive algunos directivos y técnicos del Minedu disfrutan y “se sienten poderosos” todo el año, y sobre todo al iniciarse y finalizar cada periodo educativo, pidiéndoles a los directores voluminosos planes e informes.

La directiva ministerial para el año escolar 2015 contiene, con acierto, orientaciones y propone contenidos básicos para el Plan Anual de Trabajo. Es más, señala que la UGEL debe verificar su formulación y desarrollo mediante supervisiones a los colegios. De esto se infiere que su elaboración debe realizarse en un marco de flexibilidad y autonomía escolar y que no debe entregarse a las oficinas de la UGEL. El Minedu debe hacer notar claramente esto a sus especialistas de asistencia técnica, soporte pedagógico, monitoreo y acompañamiento. Asimismo, debe supervisar ya a las UGEL para el cumplimiento de lo señalado, y, en caso contrario, sancionarlas ejemplarmente. Y es que siguen pidiendo papeles y más papeles.