Hace dos días me refería a la gran suerte que tiene el expresidente Martín Vizcarra, quien a pesar de las evidencias en su contra que lo pintan como un gran corrupto que recibió coimas a cambio de obras durante sus años como gobernador regional de Moquegua, jamás ha sido objeto de detención preventiva, mientras que otros investigados de alto perfil por el Ministerio Público se fueron adentro antes de escuchar sus respectivas sentencias gracias a fiscales y jueces que ante el exmandatario parecen perder el filo.
Por ahora, el famoso “Lagarto” hace campaña electoral nadie sabe para qué porque está inhabilitado y se muestra muy confiado de salir airoso del proceso que afronta y que debe llevar a una condena que se dictaría recién en setiembre u octubre. Pero no es el único “suertudo”. También lo es Susana Villarán, la corrupta exalcaldesa de Lima que hace seis años confesó su delito de recibir coimas de parte de empresas brasileñas proveedoras de la Municipalidad de Lima, pero que hasta ahora no ve empezar su juicio oral.
Y mientras el inicio del juicio se hace cada día más largo debido a la ineficiencia de los fiscales “estrellas” del Ministerio Público que son más fuegos artificiales que otra cosa, la señora no solo goza de libertad en su casa de playa, sino que además acaba de ver morir a José Miguel Castro, su ex hombre de confianza y testigo de toda la corrupción alrededor de su gestión en la Municipalidad de Lima, en que los millones de dólares sucios entraron para hacer campaña y quizá llenar algunos bolsillos.
Esto sin duda va a afectar el proceso contra la exalcaldesa y compañía, esos que llegaron a la gestión autoproclamándose como “la reserva moral del país”. Muchos, para salvarse, podrán culpar de todo a Castro, hasta de quedarse con la plata, en vista de que obviamente el hombre no podrá refutar nada. Además, recordemos que pese al tiempo transcurrido, el exgerente villaranista no había logrado formalizar su condición de colaborador eficaz ante el Ministerio Público.
La mano de seda con que ha sido tratada la señora da motivo a los ciudadanos para dudar del sistema de justicia, que frente a algunos actúa con dureza, varias veces hasta fuera de la ley; mientras que ante otros como Vizcarra y Villarán, un poco más y les ponen alfombra roja cada vez que van a una diligencia. Si alguien quiere seguir protegiendo a la exalcaldesa, la muerte de Castro, sea suicidio o asesinato, le da una excelente oportunidad. Queda estar atentos cómo va este proceso que parece no tener fin.