El gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, ha llamado ayer la atención por retar al presidente Martín Vizcarra a enfrentarse a golpes, siguiendo la tradición cusqueña del “takanakuy”, que consiste en pelear para “solucionar” las divergencias del pasado. Dejando de lado las payasadas y los exabruptos, sería bueno que este señor se ponga a trabajar de una vez por su región, que al cierre del año pasado sigue con tres obras de gran envergadura totalmente paralizadas.

Durante el año que terminó hace unos días, este señor más ha dado que hablar en todo el país por su actitud de revoltoso y tirapiedras, en lugar de ponerse a hacer obra en su región. Ayer en Correo Arequipa hemos informado que, en sus 12 primeros meses de mandato, no ha podido destrabar el proyecto Majes Sihuas II, mientras que los trabajos del puente Arequipa-La Joya están paralizados y la Variante de Uchumayo sigue sin ser culminada.

Ya estuvo bueno con hacer ruido al oponerse al proyecto cuprífero Tía María, en el Valle del Tambo, junto a algunos personajes de izquierda cavernaria. También el país tuvo suficiente con sus exabruptos y sus apariciones públicas bajo los aparentes efectos del alcohol. Ayer se ha visto inmerso en otro lío tras la difusión de un video. Arequipa es la segunda región en importancia del país y necesita una administración responsable que trabaje de acuerdo a las exigencias.

Arequipa parece estar pagando las consecuencias de votar irresponsablemente por quien más tenía pergaminos de agitador y revoltoso, que de funcionario público y gestor de obras en favor de sus gobernados. No olvidemos que en el caso de la Variante de Uchumayo, la administración región está destinando 2,8 millones de soles para la elaboración de 12 murales y tres esculturas alusivas a la trilogía andina, tal como informamos en este diario desde octubre último.

Si los arequipeños cometieron el grave error de elegir a Cáceres Llica hace más de un año, pues ahora solo les queda exigir a su administración que se ponga a trabajar y a invertir de la mejor manera los recursos que tiene, en lugar de buscar llamar la atención, quizá con posteriores fines electorales. Hay mucho por hacer en Arequipa y se requiere un manejo profesional, oportuno y honesto. ¿Alguien puede estar en contra de esto?

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