La trilogía de los años 2020, 2021, 2022, ha sido muy mala para el Perú y para el mundo. Nuestro país deja atrás el nefasto periodo Vizcarra-Sagasti-Castillo. El mundo se recupera de dos años de pandemia, aunque no todavía de la perversa guerra de Rusia contra Ucrania. Nuevos aires comienzan mañana domingo primero de enero 2023. La numerología nos da un siete de buena suerte. La necesitamos. Los peruanos hemos sufrido tres años continuados de indignación, dolor y angustias desde que el llamado lagarto llegó a Palacio convertido en el mediático gobernante que instaló la confrontación permanente con el Congreso para cerrarlo ilegalmente, aquel que durante la pandemia exhibió el mayor desprecio posible por la vida de los peruanos sin voluntad alguna para contrarrestar el colapso sanitario de nuestro débil sistema de salud, el que negoció las pruebas rápidas, el que no compró el oxígeno para disminuir el efecto masivo del virus y protegió el mercado de las vacunas para los chinos, con ineficiencia punible que nos colocó en el primer lugar de muertes en el mundo en proporción a la población. Un desastre político, económico y social, al cual siguió Francisco Sagasti quien, por contraste, gestionó positivamente una vacunación que pudo llegar antes y no llegó para evitar miles de muertos. Y con el bicentenario arribó el flagelo Pedro Castillo con su banda de depredadores del Estado, de ambiciosos e ineptos, que entre memes, cinismo y corrupción nos dejó desinstitucionalización y desgobierno. Y una autoestima nacional mellada. El correlato mundial no fue menos nefasto, dos años de estadísticas fatales y una guerra que no termina y podría extenderse. Que empezó en febrero 2022 con admirable resistencia conducida por Zelenski, cuya resiliencia alumbra positivamente al mundo. Mañana dejamos atrás la trilogía. ¡Una oración y salud!

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