GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

No son pocas las loas que ha recibido la última novela de Mario Vargas Llosa, "Tiempos recios". Y no exageran. Vargas Llosa ha vuelto a lo que al parecer es su elemento cuando aborda un nuevo proyecto literario: la intriga política, la realidad histórica que se funde con la imaginación del autor para concebir una trama que sorprende y conmueve.

Pero el gran valor de "Tiempos recios" es también su trasfondo, la exposición de una problemática que es perfectamente actual: la exacerbación de los extremos ideológicos, por ignorancia o por fanatismo o por interés subalterno. Esos mismos extremos que pueden desencadenar auténticas tragedias, víctimas y victimarios en medio de una neblina de desentendimiento y confusión.

En "Tiempos recios", los intentos por modernizar y democratizar Guatemala por parte de dos presidentes (Arévalo y Arbenz), sucesivamente, despierta la ira reaccionaria de una importante corporación (una frutera gigante) ante lo que considera una amenaza, esto es, las reformas de tierras y del sistema laboral y la imposición de impuestos. Eso genera que la corporación busque cobijo en Estados Unidos y empiece, con su apoyo, a generar publicidad falsa y una serie de "fake news" para acusar al gobierno reformista guatemalteco de comunista y aliado de la Unión Soviética. Claro, eran tiempos de la Guerra Fría y ello era caldo de cultivo para el macartismo.

La novela de Vargas Llosa, basada en la historia real pero enriquecida con la ficción, muestra la forma en que ese desvío preparado llevó a golpes de Estado, matanzas de inocentes, tragedias personales y la radicalización de los regímenes de izquierda de entonces, como en el caso de la Cuba de Fidel Castro. "Tiempos recios", como ya se ha dicho, plantea la pregunta de en qué momento se jodió Latinoamérica. Y plantea reflexiones precisas para esta actualidad también convulsa aunque menos salvaje que entonces.