La semana que termina ha estado inundada de rumores, unos más ciertos que otros, así como de advertencias sumamente serias, especialmente por de quien provienen, aparte de las tachas y proyectos de exclusiones en los jurados electorales y, como si ello no fuera suficiente, el desarrollo de contramarchas electorales de una intolerancia pocas veces vista y de las cuales no se conoce su origen, pues sabemos que están convocadas por la izquierda dogmática e intolerante, pero probablemente manipuladas desde una instancia superior que cuenta con los medios necesarios para ello y que actúa como una “mano negra”, y que el rumor se le adjudica a intereses de Palacio de Gobierno. Todo apunta, al parecer, a una voluntad de interrumpir el proceso electoral creando el desconcierto y especialmente en la pérdida de la legitimidad del proceso con tantas tachas que buscan poner al JNE en una encrucijada en la forma como aplica la ley siendo justo en sus sentencias. Por otro lado, se busca excluir del proceso a la agrupación política que ostenta, según las encuestadoras, el mayor porcentaje de intención de voto, con lo cual la elección en sí quedaría deslegitimada, pues entre un 32% y 37% de votantes se verían obligados a cambiar su voto o, en su defecto, votar en blanco o viciado, y sumándosele el 20% actual (según las mismas encuestadoras) tendríamos que los votos en blanco o viciados sumarían más del 50% de la votación, con lo cual se declararía nula la elección. En ese caso, la pareja presidencial tendría el camino expedito para los fines que probablemente persigue, según la advertencia del congresista Omar Chehade. Estamos advertidos.