Algo muy oscuro debe esconderse en licitaciones como las del puente Tarata III y la de biodiesel ganada por la empresa de un visitante a Palacio de Gobierno, como para que el presidente Pedro Castillo y Petroperú hayan puesto todo tipo de trabas al trabajo del Ministerio Público, incluso cuando la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, ni siquiera ha abierto una pesquisa contra el jefe del Estado.

Una gestión absolutamente transparente, en primer lugar, no tendría por qué reunirse con proveedores ni con operadoras como Karelim López, famosa por llegar de noche a la casa de pasaje Sarratea. En segundo lugar, si no hay nada que temer, por qué cerrar las puertas a los fiscales y enviar documentos al Ministerio Público para tratar de cambiar a los magistrados a cargo y frenar posibles diligencias.

Las señales que da el presidente Castillo en medio de las dudas existentes acerca de millonarias licitaciones, son más que preocupantes. ¿Qué le preocupa tanto? De otro lado, ¿por qué en un asunto tan delicado que pone en entredicho su honestidad, el mandatario insiste en mantener su silencio?

Si un persona es honesta, debe también parecerlo, algo que no está sucediendo a juzgar por las actitudes del mandatario ejecutadas por su abogado defensor.