Lo de villa el salvador fue causado por la desidia, la negligencia de varios y por lo tanto no debió ocurrir nunca.

La solidaridad vista en los últimos días tras la explosión del camión de gas en Villa El Salvador reitera la generosidad y el desprendimiento de los peruanos cuando de ayudar se trata. El gesto notable de miles acudiendo a donar sangre o llevando ayuda a los que perdieron todo llenan de optimismo sobre lo que podemos hacer cuando encontramos algo que nos une, como una tragedia que podría haberle ocurrido a cualquiera. Así como el gesto de Juan Valladolid Loayza, arriesgando su vida para alertar a la gente de la fuga de gas caminando en medio del combustible antes de la explosión lo convirtiera en una de las primeras víctimas.

Tras los primeros minutos poco a poco empezó a literalmente colapsar la capacidad de atención para tanta gente dispuesta a dar de sí para salvar la vida de otros, incluso con mayor celeridad que las autoridades. Ése es el sentido de la solidaridad y por eso es un valor imprescindible en toda sociedad. Se compara esa movilización con la mostrada tras el terremoto de 2007 cuando la gente respondió ante la emergencia llevando víveres, agua y todo lo que tenía a su alcance en cuestión de horas. La diferencia es que se trató de un desastre natural mientras que lo de Villa El Salvador fue causado por la desidia, la negligencia de varios y por lo tanto no debió ocurrir nunca.

La informalidad en que se da el trasiego de gas en camiones y las condiciones del transporte de cisternas y balones en bicicletas y motos; las autorizaciones obtenidas para depósitos en medio de viviendas y las pistas diseñadas de manera antitécnica son tan comunes y corrientes en todo el país que no somos conscientes de que la tragedia de esta semana podría volver a ocurrir ahora mismo en cualquier otro lugar.

Lo de esta semana nos plantea dos retos urgentes: hacer de estos gestos encomiables una práctica constante. La donación de sangre es necesaria todo el año y siempre salva una vida. Y en paralelo, actuar de inmediato y corregir las condiciones que causaron la muerte de más de una decena de personas y que se repiten como si fuera algo normal en todo el país.

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