No alcanza el espacio para escribir todos los nombres, pero habrá que detallar algunos casos especiales. Me refiero obviamente a los 54 legisladores que votaron en contra de la vacancia de Pedro Castillo y a los 19 que se abstuvieron. Los 32 de Perú Libre, los 7 de Perú Democrático y los 5 de Juntos por el Perú eran previsibles.
El oficialismo que sustenta a este gobierno de saqueadores no iba a dejar que se le escape el preciado botín que espera mantener por 5 años ni la gran oportunidad que el odio a Keiko y al fujimorismo les entregó sin el más mínimo merecimiento. Pero hay que poner la lupa en otras bancadas. La primera, la de Acción Popular, alias “Los Niños”, se portaron con 13 abstenciones. En APP hubo 5 votos en contra y 3 por la abstención.
Otros tres de Somos Perú y 2 de los no agrupados apoyaron decididamente a Castillo y tres más de estos disidentes apelaron a la tibieza acomodaticia de la abstención. En buena cuenta, entre votar en contra y abstenerse, da lo mismo. Este grupo suma 29 descarados votos. Allí todos sabían, y saben, que este en un Gobierno de corruptos y desalmados, y que hay decenas de razones para detener esta hemorragia de recursos, este cogoteo al erario y la operatividad de esta red mafiosa disfrazada de Estado.
Saben que todo lo que afirma Karelim López es cierto y que es evidente que si Bruno Pacheco y los sobrinísimos Fray Vásquez Castillo y Gian Marco Castillo están prófugos es porque el jefe de la mafia es el indigno personaje que habita Palacio gracias a los “cojudignos”. ¿Cuántos de estos votos han sido comprados con desfachatez y alevosía? Se sabrá con el tiempo. Saldrán, con nombres y apellidos, los que se entregaron a las hordas de la inmoralidad y el hurto, y los que rendirán cuentas a la justicia, o a Dios.
Los que eligieron silbar y mirar para otro lado mientras una gavilla se levanta un país en lo que constituye actuación imperdonable, comparada con la de los más abyectos traidores a la patria. Esos 29 son los Víctor Ariza -el suboficial de la FAP que vendió información a Chile- de estos tiempos lúgubres, de personajes repugnantes que depredan la política y asesinan la dignidad.