El ahora recluso Pedro Castillo resulto siendo el fiasco que se veía venir desde la campaña presidencial de 2021, cuando el país se encontró con el candidato del sombrero que no fue capaz de dar una entrevista a un medio de comunicación ni mostrar un equipo técnico medianamente solvente, a pesar de que el triste personaje, para colmo ligado a los asesinos del Movadef, se llenaba la boca repitiendo su demagógica frase de “no más pobres en un país rico” y afirmaba que lucharía frontalmente contra la corrupción, aunque venía apadrinado por el sentenciado Vladimir Cerrón.

Ha pasado el tiempo y las cifras muestran que su corto gobierno solo sirvió para incrementar el número de pobres en el Perú (27,5%, es decir 1,6% más que en 2021), y llevar a su región, Cajamarca, a ser la que concentra el mayor número de pobres extremos (uno de cada cinco habitantes) a pesar de la riqueza minera que con un buen trabajo entre el Estado y la empresa privada, pudo cambiar la vida de mucha gente. Gracias Castillo, Cerrón, Mirtha Vásquez, Aníbal Torres, Alejandro Salas y todos los que hicieron de soporte de este régimen.

Literalmente, ahora tenemos más pobres en un país rico, a pesar de haber venido reduciendo el número en los últimos 20 años, con excepción del 2020 por motivo de la pandemia. Es el legado del profesor y su gobierno de izquierdistas advenedizos. Se la quiso dar de “revolucionario”, pero termino siendo un fiasco que trataba de mantenerse en el poder apelando a que era víctima del racismo y de los “grupos de poder”. Recurría al floro barato y sensiblero, mientras su gestión al frente del país era un desastre.

Pero el gobierno de Castillo no solo fue inepto, sino también corrupto. Una de las órdenes de detención que pesa sobre este sujeto es precisamente porque se le investiga por ser el presunto cabecilla de una banda de ladrones enquistada en el Estado. Hay testigos que dicen haber entregado dinero que iba a parar a las manos del entonces presidente. No olvidemos a Bruno Pacheco, a Juan Silva, a Fray Vásquez, a Geiner Alvarado, a Alejandro Sánchez (dueño de la guarida de Sarratea) y otros de triste recordación.

Cómo será de impresentable el gobierno de Castillo, que a nivel internacional tiene como escuderos a elementos tan lamentables como el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, y su colega colombiano, Gustavo Petro. El primero de ellos ha salido ayer a pedir el retorno del golpista a Palacio de Gobierno. Parece broma, pero es verdad. Eso dijo. Que lo apoye esta gente dice mucho de Castillo y de su administración que fue un salto al vacío para el Perú, pero especialmente para los pobres que han acabado más pobres.