El retorno a Caracas del presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, tras una gira por diversos países donde fue reconocido como el único mandatario de ese país, ha mostrado al mundo la forma en que se movilizan las turbas chavistas para atacar a los rivales políticos y a la prensa a través del acoso y la violencia, al amparo del sometimiento de todos los poderes públicos al dictador Nicolás Maduro.

Apenas el presidente Guaidó llegó al aeropuerto de Maiquetía, fue objeto del agravio de “activistas” del chavismo y de ataques físicos, mientras las vías al terminal eran cerradas para impedir que el mandatario encargado sea recibido por sus simpatizantes. El mundo entero ha visto, además, cómo los reporteros eran hostilizados por los matones de Maduro.

Acá tenemos una más de las burdas y violentas maniobras de la dictadura venezolana para impedir las actividades de Guaidó. Esta es una pequeña muestra del accionar de un régimen ilegal y sometido a La Habana que no reconoce las libertades y la legalidad, y que irónicamente en nuestro país goza del respaldo de grupos de izquierda, algunos de los cuales, para bien del Perú, han sido rechazados por el voto popular en los últimos comicios.

Los países democráticos y los organismos multilaterales deben de estar muy atentos con la integridad de Guaidó, quien está dentro del boca del lobo, al permanecer en suelo venezolano. Ahí no existen garantías y hace muchos años la legalidad ha sido pateada, primero por Hugo Chávez y más tarde por Maduro, con la venia de la izquierda retrógrada y cavernaria.

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