Aproximadamente 8 millones 400 mil escolares se vieron afectados en sus aprendizajes y bienestar socioemocional durante la pandemia del COVID el 2020 y 2021. Los estudiantes de la escuela estatal, un poco más de 6 300 mil alumnos, fueron los más perjudicados por una educación a distancia muy precaria. El 2022, recién en mayo, los escolares volvieron a la presencialidad plena después de muchas dificultades por las medidas de bioseguridad y la imposición del metro de distanciamiento social.

Este año el inicio de clases para los colegios públicos está previsto el 13 de marzo. Sin embargo, por el clima de violencia hay dificultades para el traslado de los recursos educativos previstos por el Minedu. Recursos que no incluyen nuevos textos escolares, pues no se renuevan desde el 2015. Supongo que el Ministerio distribuirá textos-cuadernos de trabajo en algunas áreas; y además laminas, libros y algunos apoyos empírico- concretos. Me parece bien que el Minedu esté recurriendo al ministerio de Defensa y otros, para que este material esté a más tardar los primeros días de marzo en los locales escolares.

Por otro lado, un buen año escolar requiere un magisterio que vea logradas sus reivindicaciones y aspiraciones en lo posible en condición de nombrados o ascendidos -por sus méritos comprobados - en el marco de la Carrera Pública Magisterial. El 2018 logramos que los concursos de nombramientos -mediante una Ley específica- fueran anuales hasta el 2022. Sin embargo, no hubo concursos de nombramiento los años 2020, 2021 y 2022. Y este año se están presentando dificultades entendibles por los actos de violencia. El Minedu debe hacer un gran esfuerzo para que el concurso de ascensos concluya lo antes posible Y el de nombramiento concluya a más tardar a comienzos de agosto. Es un imperativo ético que se desarrolle un buen año escolar 2023 y que comience el 13 de marzo como lo ha ratificado el ministro Oscar Becerra.