El Foro Mundial de Davos comenzó a reunirse como todos los años en enero, este 2022, aunque ha debido postergar algunas reuniones importantes a causa del omicrón. La cita inaugurada por el presidente de China, Xi Jinping, ha abordado una agenda social con la certeza de que este 2022, que acabamos de recibir, es un año especial y que todos los países deben actuar en consecuencia con el lema: Renovar el contrato social global. Este aserto convierte este Davos en el más progresista de su historia. Y debe serlo porque afronta un mundo traumatizado por la pandemia y la desigualdad. En el Perú no estamos en las mejores condiciones de gobierno, ni en el mejor régimen que hubiéramos deseado para estos tiempos aciagos, pero los peruanos persistimos en continuar nuestra vía hacia el desarrollo. Un pueblo recio siempre tiene aspectos positivos a aportar. Los avances en vacunación garantizan mirar hacia delante con más anticipación, ambición y solidaridad. La pandemia nos golpeó enormemente, con miles de muertos cuyo número ni siquiera conocemos por el maquillaje de las cifras oficiales, pero ya hay países que han alcanzado los niveles de PIB anteriores a la pandemia, como Estados Unidos, China y la India. Los de la zona euro se debaten con la esperanza de alcanzar pronto esta meta. Una minoría se situará en rojo, con previsiones de bajos niveles de crecimiento. El FMI sitúa a la principal economía latinoamericana, Brasil, con una previsión de subida muy débil y algo parecido sucede con otros países de la región. Nos toca afrontar y esquivar riesgos, para nuestra recuperación. El Perú que suma varias crisis en una, debe encontrar la brújula. Seguimos luchando por la salud y contra el desempleo, pero los grandes objetivos nacionales siguen confiados a la providencia. Lo primero, atender a la juventud y a la infancia, las grandes víctimas de estos dos años dramáticos.