Hoy, la celebración del Día del Trabajador, será diferente en todo el planeta. Sin ingresos, muchos quisieran trabajar en esta fecha, cuando habitualmente esperaban la efeméride para descansar. Antes de la pandemia del Covid-19, la Organización Internacional del Trabajo - OIT, había previsto que el número de desempleados para el 2020 aumentaría en 2,5 millones de personas en todo el mundo y que “más de 470 millones en el planeta carecen de un acceso adecuado a un trabajo remunerado como tal o se les niega la oportunidad de trabajar el número de horas que desearían”. Con lo anterior, recientemente ha anunciado que hasta el mes de junio de este año, se habrán perdido más de 195 millones de empleos. Allí no queda todo. La misma OIT también ha dicho que de cada 5 trabajadores, 4 ya están sufriendo el impacto de las necesarias medidas de aislamiento establecidas por los gobiernos en los 5 continentes. Estas escalofriantes cifras pasarán a la historia en unos 6 u 8 meses más en que la pandemia seguirá dejando a su paso contagiados y muertos al por mayor. A estas alturas de la vida laboral internacional nadie podría decir que está libre del impacto que va dejando a su paso el coronavirus y hasta en el país más poderoso de la Tierra los cerca de 22 millones desempleados que viene registrándose por la pandemia desde el mes de marzo, podría multiplicarse muchísimo más de lo previsto. La recesión mundial es una realidad, es decir, el proceso productivo y la movilización de la economía serán muchísimo más lentas como consecuencia de las medidas de confinamiento. Junto con los trabajadores, los empresarios no se han librado de los estragos de la pandemia, quedando muchos en una situación complicadísima y hasta pudiendo acabar en la ruina. La única incontrastable realidad en el Perú y en el mundo, es que hay menos trabajo o ya no lo hay, por un virus.