El gran ganador del día es sin duda César Acuña, que logró poner a Lady Camones, una leal partidaria suya, como presidenta de la Mesa Directiva en una elección fraccionada. Una presidenta impensada meses atrás, dicho sea de paso.

También ganó el fujimorismo, que sin mucho aspaviento, más ducho en estas lides congresales, logró la vicepresidencia y una eventual presidencia. Calculó bien y logró su cometido.

Gladys Echaíz es una de las perdedoras individuales: dejó la bancada de Alianza Para el Progreso porque quería ser la próxima presidenta del Congreso (y quizás del país); se sumó a Renovación Popular para ese fin y no se unió a otra lista en consenso porque quería ser ella misma. Solo obtuvo 16 votos al final.

Pero también podemos poner como uno de los perdedores a Jorge Montoya, que una vez más mostró su torpeza estratégica a la hora de buscar votos en una elección desde Renovación Popular.

Héctor Acuña, el hermano de César Acuña, renunció a la bancada de APP porque no lo eligieron como candidato a la Mesa Directiva. Entonces, se fue a otro lado para postular. No ganó. Otro liberteño, Juan Burgos, renunció en la víspera a la bancada de Avanza País por desavenencias relacionadas a la elección de marras. Esdras Medina, de Renovación Popular, se molestó porque pusieron a Echaíz en su lugar de candidato a Mesa Directiva y se fue postular por otro lado. Será expulsado del partido celeste liderado por Rafael López Aliaga.

Todos ellos hicieron todo por nada. O “por nara”, como dice una canción de estos tiempos.

Y hubo otras cosas bizarras, como ver a los progresistas de Juntos por el Perú votando por aquel que afirma que “la ideología de género” es la causante de los sismos. O ver a la izquierda radical votar por un derechista conservador. Todo vale en estos predios.