La declaración de José Miguel Castro, “Budián”, exgerente general de la MML durante la época de Susana Villarán, sobre los supuestos pagos a Marisa Glave y Anel Townsend durante la campaña del No a la revocatoria, podría constituirse en un golpe demoledor a ese sector de la izquierda sobreviviente a los oscuros enjuagues de Odebrecht en la política peruana.

No es un tema menor y llama poderosamente la atención que la repercusión no se haya expandido, como suele pasar con otros casos, a los niveles audiovisuales, a radios de alcance nacional o explotado en las redes. Glave y Townsend representaban el recodo impoluto de una izquierda despedazada por el impacto demoledor de los cuantiosos cobros de la exalcaldesa de Lima.

La sola mención de ambas es ya un hallazgo revelador que puede marcar una ruta sin retorno para un espectro ideológico que hizo de la probidad y la moral su principal baluarte.

En el caso de Townsend, la consecuencia puede destruir la imagen de una persona idealizada por sus causas sociales, su decoro y su relación con políticos inmaculados como Javier Pérez de Cuéllar o Valentín Paniagua. Pero Townsend, habría que recordarlo, fue la jefa de campaña contra la revocatoria y siempre llamó la atención que el rigor llevado al extremo en otros casos emblemáticos del Equipo Especial no hubiese llegado hasta ella, quien, dicho sea de paso, siempre negó cualquier atisbo de irregularidad en su rol.

En el caso de Glave, el efecto puede ser más concreto y hasta enterrar por mucho tiempo la semilla de una candidatura presidencial que ya se gestaba. La excongresista de Nuevo Perú es potencialmente una figura con mucha más sustancia que la propia Verónika Mendoza, más articulada y entrenada para el debate o el fuego cruzado de las ideas. No obstante, esconde un radicalismo peligroso y digno de descartar.

El camino de ambas en el reestreno de esta temporada del caso Lava Jato recién empieza y ninguna ha dado la cara a un medio para empuñar el arma de su verdad. Una muestra más de que el ruido de este río caudaloso esconde piedras voluminosas y dignas de excavar.