Hace apenas dos semanas, se publicó la sentencia del Quinto Juzgado de Investigación Preparatoria de la Corte Superior Nacional. En esta, se aprobó la colaboración eficaz del exministro de Agricultura, José Hernández, en los casos de corrupción del hospital de Moquegua y el Proyecto Lomas de Ilo, que involucraría a Martín Vizcarra en actos delictivos. Al respecto, la prensa ha decidido ignorar descaradamente esta noticia.

No hay duda de que, para la justicia, Vizcarra es un posible atracador más que, cuando fue gobernador en Moquegua, habría cobrado 1 millón 300 mil soles en coimas a empresas constructoras. ¿Si esto hizo como gobernador, qué “negocios” no habrá hecho como presidente?

¡Cómo no recordar esos días en que la prensa adulona y la caviarada convirtieron al lagarto en el abanderado de la lucha contra la corrupción! Atrás quedaron los despreciables halagos de periodistas que, sin recato alguno, encumbraron a Vizcarra como el padre que el Perú necesitaba. O aquella vergonzosa anécdota, cuando sus vecinos de San Isidro le corearon el Happy Birthday to you a todo pulmón ¡Parece increíble que todo esto haya sucedido!

Este infame personaje desmembró la institucionalidad de la república para su propio beneficio, porque conocía de las investigaciones en sede fiscal que pesaban sobre él. Es debido a esto que decidió descabezar a toda una institución del Estado para librarse de sus investigadores. Pero no actuó solo, sino que además contó con la complicidad de las inmaculadas ONGs y la prensa mercantilista, agentes que han sido aliados del poder durante los últimos 20 años.

La polución propiciada por Martincito en Fiscalía, JNJ, Poder Judicial, Procuradurías, JNE, RENIEC y ONPE nos ha conducido a la penosa y difícil situación nacional actual. Por dignidad, no debemos olvidar el destino de este otro falso valor creado por el antifujimorismo.

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