De las miles de frases desgraciadas acuñadas por políticos, o delincuentes que fungen de serlo, la que titula este editorial grafica lo que para muchas de las actuales autoridades significa la función pública: una manera de llenarse de dinero ya sea por la vía legal o cayendo en corrupción.

El autor de esta frase Víctor Flores Ruiz, un integrante de la bancada fujimorista que, hasta estas declaraciones, había pasado totalmente desapercibido en el Congreso.

“El funcionario que está mal pagado de hecho que va a tender a la utilización ilegal de los recursos del estado. El funcionario que está bien pagado va a tener que caminar por el lado positivo de las cosas”, fueron las palabras exactas que el fujimorista usó para defender el incremento, de más de 3 mil soles, en la asignación por función parlamentaria que reciben mensualmente.

Bajo la premisa del congresista, aquellos hombres y mueres que a diario se matan trabajando, más de ocho horas al día, para recibir un sueldo de hambre que muchas veces es menos que el mínimo vital “tiende a ser corrupto”.

¿De dónde los sacan? La culpa que personas como estas ocupen una curul no es de la gente que los vota sino de aquellos que los eligen para postular. Bien ganada tienen la paupérrima aprobación que ostentan.