La realidad y las noticias las leemos todos. Un crecimiento económico de menos 0.5% para este 2023 que nos deja, un fenómeno El Niño que retrocede en su intensidad para tranquilidad de todos los peruanos, la reducción progresiva de la inflación, el gran problema de la delincuencia y el crimen armado; y la gran inestabilidad política originada por lucha de poderes frente a la ausencia de partidos políticos y verdaderos lideres. Estamos cerrando el año con muchas tareas pendientes.

Claro esta que estas tareas tienen responsables por competencia: los políticos, el Ejecutivo, las municipalidades y los gobiernos regionales; pero en esta oportunidad quiero detenerme en reflexionar: ¿cuál es nuestra participación como ciudadanos frente a lo que sucede?, ¿cuántos de nosotros tomamos rol activo en los asuntos públicos en nuestros barrios o comunidades?, ¿a cuántos nos interesa el país más allá de nuestra actividad en twitter o X?

El Perú en estos momentos vive una “tensa calma” que puede romperse en cualquier momento dados los problemas estructurales que aún persisten y que son aprovechados por caudillos vende patrias. Este no es un problema exclusivo de los políticos ni de las autoridades de turno, porque quienes terminan sufriendo las consecuencias somos todos los peruanos. No podemos entonces, ser solo espectadores pues somos los personajes sobre los cuales se teje la historia.

Maduremos como sociedad, seamos más tolerantes y respetemos nuestras diferencias de opinión, construyamos país juntos desde la cantera en la que nos encontremos. Para salir del problema necesitamos unirnos, ponernos de acuerdo que hemos llegado a una situación insostenible. Salir de ella requiere de todos.