El Perú sigue avanzando, incluso en medio de la incertidumbre política que nos acompaña desde hace años. Cambios de gobierno, gabinetes efímeros y vaivenes legislativos podrían debilitar cualquier economía; sin embargo, nuestra moneda se mantiene sólida, las exportaciones crecen y los indicadores macroeconómicos reflejan estabilidad.
Mientras otros países de la región enfrentan presiones cambiarias, el sol peruano se mantiene como una de las monedas más estables de América Latina. En los últimos días, el tipo de cambio ha descendido por debajo de los S/ 3,45 por dólar, impulsado por una mayor entrada de divisas gracias al buen desempeño de las exportaciones. Además, la minería, nuestro motor histórico, atraviesa un nuevo ciclo de precios altos en el cobre, el oro y el zinc, fortaleciendo la balanza comercial y contribuyendo al crecimiento.
Esta estabilidad no es producto del azar. Responde a fundamentos macroeconómicos sólidos basados en una política fiscal responsable, reservas internacionales robustas y una gestión monetaria prudente.
Sobre esa base, la economía peruana muestra señales de solidez y optimismo. La inflación se mantiene por debajo del 2 % y el crecimiento proyectado para 2025 supera el 3 %, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), por encima del promedio regional. Esta fortaleza se apoya en gran parte en sectores como la minería, clave para el desarrollo del país, que debe consolidarse desde una visión formal y sostenible, con firmeza frente a la minería ilegal.
Estos avances evidencian la capacidad del país para sostener su economía incluso en contextos de incertidumbre. Si con inestabilidad política hemos logrado mantener el crecimiento en marcha, imaginemos el horizonte que podríamos alcanzar con un entorno político predecible, instituciones fortalecidas y una visión compartida de desarrollo.
Ese es el desafío que debemos asumir como país: convertir la estabilidad económica en un punto de partida, no de llegada. El Perú enfrenta la incertidumbre, pero su verdadero potencial se revelará cuando la estabilidad política y la visión compartida se conviertan en la base de nuestro desarrollo.




