La presidenta Dina Boluarte ha tratado de salva su responsabilidad por la matanza de Pataz al señalar que el Ministerio Público es el culpable de soltar delincuentes, incluso a un tal “Cuchillo”, sindicado como el autor material del crimen de los 13 mineros artesanales en las alturas de la región La Libertad. Puede tener mucha razón del mal accionar de muchos fiscales, tal como lo hemos dicho reiteradas veces en estas páginas.

Sin embargo, lo que no es culpa del Ministerio Público, al menos en esta oportunidad, es que el premier Gustavo Adrianzén haya estado en la mera calle sobre lo que pasaba en Pataz, cuando las víctimas ya llevaban cuatro días en manos de sus verdugos. El país ha sido testigo de que el jefe del equipo ministerial no tenía idea de nada, por más que tiene a su disposición todos los sistemas de inteligencia del Estado.

Esto es gravísimo. Cómo los peruanos podemos esperar soluciones a lo que pasa en las calles de las ciudades y las regiones alejadas del país, si el número dos del régimen vive en otra galaxia. Si no estaba al tanto de un secuestro masivo en una zona que en teoría está bajo control policial y militar, y donde ya se han producido hechos de violencia, es evidente que el señor tiene que irse a su casa.

Debería irse por iniciativa propia, pero difícil que eso sucede, pues la renuncia por dignidad no existe. La otra alternativa es que el Congreso lo censure y lo mande a su casa, pero ya sabemos qué clase de legisladores tenemos, además, muchos de ellos son corresponsables de estos hechos, al haber apoyado el Reinfo, tal como informamos en esta edición.