Cuando un gobierno atraviesa una crisis y especialmente si se acerca el fin de año, la esperanza de muchos ciudadanos suele centrarse en los cambios ministeriales que pueda hacer el jefe de Estado a fin de oxigenar al régimen y afrontar con nuevos aires el siguiente tramo de la gestión. Sin embargo, si hoy alguien nos dijera que se vienen relevos en el gabinete, sabríamos que nos encontraríamos ante más de lo mismo.

Si saliesen en este momento Aníbal Torres, Betssy Chávez, Willy Huerta o Roberto Sánchez, todos ellos cuestionados hasta más no poder, sabríamos que sus sucesores serían peores. Y la razón es muy simple: el problema no son los ministros, sino el presidente que tenemos, que no es capaz de convocar a gente valiosa que se ponga a trabajar con honestidad y eficiencia en beneficio de los ciudadanos.

Tampoco valen mucho las censuras, pues la ley tiene un vació que permite que un ministro echado por el Congreso, vuelva a otro puesto en el gabinete. El “mejor” ejemplo lo tenemos con Betssy Chávez, quien luego de dar puestos laborales a sus allegados en el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, de donde fue sacada por una huelga de controladores aéreos en feriado largo, ahora está a cargo de Cultura. ¿Cuál es su mérito? Solo ser incondicional de Castillo.

Por eso, a estas alturas, queda claro que el único camino que queda es la vacancia o renuncia del actual mandatario, que solo sabe repartir ministerios, embajadas y cargos públicos entre gente que nada aporta, y si son paisanos, amigos o amigotes, mejor. Ayer, por ejemplo, hemos conocido la designación de un exministro cuestionado, Ángel Yldefonso, como embajador de Guatemala. ¿Qué sabe ese señor de asuntos internacionales? Obvio que nada.

Mientras el profesor esté en el poder, el país seguirá sin rumbo de la mano de una sarta de ineptos y corruptos. Hace poco un pintoresco personaje dijo que ahora el mandatario tenía mejor asesoría que en el pasado para designar a ministros. Sin embargo, a las pocas horas tomó juramento como nueva titular de Salud la congresista Kelly Portalatino, cuya única “credencial” para ocupar el cargo es ser la cuota de Vladimir Cerrón en el gobierno. Este es el Perú de hoy.

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