En su día, la palabra maestro debería devolvernos los mejores recuerdos de nuestra niñez. Sin embargo, la política se encargó de atiborrar esa imagen de ejemplo a seguir bajo la sombra de Pedro Castillo, un docente que llegó al poder, supuestamente, a reivindicar a la clase trabajadora y terminó por envilecer la profesión al punto de petardear la imagen del buen profesor. Entonces, hay una deuda por saldar con el país.

A través de RPP, escuchaba la postura de dos ex ministros de Educación, como Idel Vexler y Juan Cadillo, sobre los retos del sector y la influencia del currículo escolar. ¿Quiénes elaboran los instrumentos de gestión pedagógica? Ese es el gran dilema de los profesores, quienes, según los expertos, no participan de la confección de este documento, sino que lo hacen los técnicos que desconocen la realidad de la enseñanza pública.

Importamos experiencias disimiles, afirman ambos expertos. Coincido en que no podemos imponer reformas sobre situaciones que no se conocen. Por ejemplo, hablar de inteligencia artificial para resolver los problemas de la sociedad, fortalecer las capacidades de los maestros y mejorar la formación de los docentes en las universidades e institutos. Hay muchas tareas pendientes con los profesores. No creo que todos los profesores del sector público reflejen esa imagen que nos ha dejado el maestro rural Castillo. Por el contrario, conozco a varios que cada día pugnan por mejorar la calidad de la enseñanza y las condiciones donde estudian los pequeños; así como reestructurar la malla curricular acorde con nuestra realidad. Hay una deuda con el futuro del país que no debemos dejar de cobrarla.