Días atrás el Congreso aprobó con 97 votos a favor una ley que permite la expulsión inmediata del país de delincuentes extranjeros que hayan sido arrestados en flagrancia, lo cual parece una norma eficiente para hacer frente a la criminalidad. Sin embargo, habría que ir más allá y mirar los obstáculos para su aplicación.

Por un lado, por principio, un delincuente que comete delito en el Perú tiene que ser sentenciado y condenado a cumplir su pena en una cárcel peruana, para luego recién ser expulsado sin posibilidad de retorno. Si lo echamos del país antes, como dispone la norma aprobada, le estaríamos haciendo un favor. Le estaría regalando la libertad que no merece, aunque sea fuera del país. ¿Eso queremos?

En segundo término, sería bueno saber quién va a recibir a los indeseables extranjeros una vez que los hayamos echado. Recordemos que años atrás se quiso enviar un avión militar peruano con expulsados venezolanos, pero en Caracas nadie permitió el aterrizaje de la aeronave, por lo que el operativo terminó siendo un papelón internacional.

Esta norma aprobada por el desprestigiado Congreso más parece hecha para ganar el aplauso de los peruanos cansados con los crímenes cometidos por hampones extranjeros, especialmente venezolanos que han venido a incrementar los índices de criminalidad de desde mucho antes de su llegada ya eran elevados.

¿Están a la caza de votos para la reelección en el 2026?