La tarde - noche el pasado jueves, el Congreso de la República pudo dar una muestra de estar curándose en salud, pero prefirió seguir ahondando en la cada vez más aguda crisis de representación en la que se encuentra y blindó a tres parlamentarios que la Comisión de Ética había recomendado suspender por diversas infracciones al reglamento del Parlamento.

Luis Cordero Jon Tay, Jorge Flores Ancachi y Elvis Vergara Mendoza tenían sanciones pendientes de ser debatidas desde el año pasado. El primero por, según la Comisión de Ética, presionar a través de terceros para que su expareja retire una denuncia en su contra por agresión. Los otros dos por su participación en la trama de corrupción denominada “Los Ñiños”, un grupo de parlamentarios dedicados a proteger a Pedro Castillo y evitar su vacancia a cambio de prebendas en el sector público.

Además del blindaje descarado, la mayoría del Congreso coincidió en otras dos cosas: el constante ataque a la prensa por informar de las irregularidades cometidas por estos, y otros parlamentarios, y el ataque a la presidenta de la Comisión de Ética, Karol Paredes, y la presidenta de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, Lady Camones, precisamente quienes están encabezan los dos únicos grupos que pueden sancionar a los legisladores.

La mayoría de parlamentarios se cree intocable y por encima de la ley, pero no recuerdan que su mandato termina y, finalmente, volverán a ser ciudadanos comunes y corrientes.

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