El fantasmal comandante general de la Policía Nacional, general Raúl Alfaro Alvarado, debería salir a las calles sin los diez guardaespaldas armados y tres camionetas que lo resguardan para que compruebe que la ola de asesinatos, asaltos, robos y extorsiones que padecen todos los ciudadanos de a pie, es una dura realidad y no una “percepción” generada por la información que difunden los medios de comunicación. Decir esto es una falta de respeto a los peruanos.

Si el jefe máximo de la PNP cree que la situación de violencia callejera que sufren los peruanos no es real, entonces el caballero debería ser relevado en el acto, pues no es consciente del problema que tiene por delante, que es considerado como el más grave por la mayoría de peruanos. Con ese “diagnóstico” tan flojo, será imposible que el general Alfaro trabaje para devolverle la tranquilidad a los ciudadanos.

A ver, que el general Alfaro le explique al familiar de un joven asesinado en un intento de robo de celular que este hecho no es real, sino una “percepción” generada por la prensa, o que acuda a Trujillo o Chiclayo a decirle a los productores de zapatos de El Porvenir o a los colectiveros que las extorsiones que sufren son puro cuento. Lo mismo debería expresarle a la familia que va a comer un pollo a la brasa y termina asaltada dentro de un restaurante.

Así como se preocupa por la seguridad del presidente Castillo, al que hace rodear por decenas de guardaespaldas y policías antimotines cada vez que sale a la calle, el señor Alfaro debería ser consciente que la gente de a pie necesita de policías liderados por un general que no pretenda ponerse de costado al culpar del problema a la prensa, tal como lo hace el jefe de Estado o sus ministros cada vez que quieren sacudirse de sus responsabilidades.

Años atrás, en el gobierno de Ollanta Humala, un presidente del Consejo de Ministros tuvo que dejar el cargo por decir públicamente la misma barbaridad que ha manifestado ahora el general Alfaro. Sin embargo, acá, como siempre, no pasará nada, total, todo es “percepción”. ¿Qué dice al respeto el ministro del Interior Willy Huerta? Obviamente que nada. Más importante es meter zancadilla a la captura de personajes como Fray Vásquez y Juan Silva, ¿verdad?