Unasur y la desaceleración económica

Cuando Gabriel García Márquez escribió sobre Macondo, definitivamente tenía en mente a nuestra región en su increíble diversidad, y eso se demuestra ahora en la última reunión de la Unasur. Se ha propuesto que la región encabezada por dicha organización emprenda la implementación de una política que permita a nuestros países hacer frente a la desaceleración económica que vienen sufriendo nuestras economías. Esta propuesta olvida hechos elementales, tales como que existen modelos de desarrollo y políticas económicas diferentes entre los países que conformamos la región. La Alianza del Pacífico y el Mercosur son como el agua y el aceite, por más que Bachelet piense lo contrario y que Brasil considere que al unirlas se acaba con la Alianza del Pacífico. Esto solo demuestra el desconocimiento total de lo que significa la “realpolitik”.

Cómo se puede pensar en poner en el mismo tren de los exitosos miembros de la Alianza del Pacífico a un país cuasi impresentable como Venezuela, que se encuentra en una debacle económica (producida por ellos mismos); que mantiene una violación de los principales derechos humanos como su política más importante; que se autoproclama democracia pero que sabemos que lo último que ahí existe es el ejercicio de la misma; donde la persecución política, encarcelamiento de la oposición y las torturas son materia de cada día. A un Mercosur que mantiene una política proteccionista en sus mercados. Y por último, que los intereses de muchos de los miembros son opuestos a los de otro grupo dentro de la misma región. Por todo ello, es imposible que la Unasur pueda proponer una política general para el desarrollo económico de nuestra región. Al Perú lo que le interesa es crecer con desarrollo, y ya sabemos que ello solo se puede cumplir manteniendo una economía de libre mercado. Lo demás suena a onanismo; si no, recordemos cuántos procesos de integración política se han propuesto en la región, y todos infructuosos. La Unasur no puede unir lo que nace desigual.